El 2 de abril de 1977, una joven secuestrada por la dictadura militar argentina, que menos de un mes antes había cumplido 21 años, tuvo una hija en el Hospital de Quilmes. La joven fue asesinada algo más de una veintena de días después. Su hija nunca fue encontrada. Sin embargo, la historia estuvo rodeada de un manto de ocultamiento e intriga.

Ayudemos a identificarlos...

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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Apéndice a esta historia I



Después de que se escribió este libro, las investigaciones siguieron en marcha, y no sólo se lograron avances en materia judicial.
También hubo otros triunfos de la verdad, como la identificación de los restos de varios de los protagonistas de esta historia.



El sábado 1º de octubre de 2011, a las 11, fueron inhumados en el Cementario Parque Campanario de Florencio Varela (Ruta nº 2, km 142, Rotonda de Alpargatas), los restos de Caminal Elisabet Azar. El Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar sus restos en el mes de mayo de 2011, en el mes de septiembre fueron restituidos a su familia, y recibieron sepultura y sus debidos homenajes, en el primer día de octubre.
Aquí, la nota de la agencia Télam, dando cuenta de la identificación de los restos de Camila:
“La Justicia identifica los restos de tres desaparecidos”
Los restos de tres desaparecidos durante la última dictadura fueron identificados por la justicia, con lo cual el número total asciende a 212, informó hoy la Cámara Federal de la Capital.
Se trata de Wolfgang Achtig, Ernesto María Saravia, y Camila Elisabet Azar, cuyos restos forman parte de los 336 esqueletos recuperados, entre los años 1988 y 1992, en el Cementerio Municipal de Avellaneda. 
Ciudadano austríaco y trabajador de la fábrica Ferrum, Achtig fue secuestrado el 15 de septiembre de 1977 en Avellaneda, a los 32 años, mientras que Saravia tenía 19 años al ser secuestrado el 6 de agosto de 1976 y fue asesinado en la llamada “masacre de Fátima”, como se denomina a la voladura de unas treinta personas en esa localidad bonaerense próxima a Pilar. 
El tercer identificado, Camila Azar, era una estudiante de derecho de 21 años, que fue secuestrada el 20 de diciembre de 1976 en La Plata. 
El presidente de la Sala II de la Cámara, Horacio Cattani, indicó que las exhumaciones fueron realizadas por el Equipo Argentino de Antropología Forense, e identificados por los laboratorios The Bode Technology Group Inc., de Estados Unidos, UU) y LIDMO, de Córdoba. 

Apéndice a esta historia II



En julio de 2010 fueron inhumados los restos de Generosa Fratassi, la enfermera secuestrada después de discutir con el director del hospital Isidoro Iriarte de Quilmes, días después del nacimiento de Rosita, cuando éste le negó a la abuela de la bebé que hubiera nacido allí, y que hubiera sobrevivido.
El atrevimiento le valió a Generosa Fratassi el secuestro, y su posterior paso por el centro clandestino de detención El Vesubio, donde compartió cautiverio con su compañera de trabajo, la partera María Luisa Martínez.


La nota que escribí, y que fue recogida entre otros portales, por la página de la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Quilmes y Agrupación de Enfermería 21 de Noviembre.
Treinta y tres años después de su secuestro, los restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Su historia es emblemática, y muestra hasta qué punto la solidaridad era un arma que el gobierno de facto no podía tolerar.  
Fue una italiana que en los treinta y dos años que vivió, le hizo honor a su nombre. Generosa Fratassi, la enfermera del Hospital Iriarte que fue secuestrada sólo por contrariar la versión que negaba el parto de una detenida, podrá por fin descansar en paz. 
Este sábado, a las 11, y con la presencia del intendente de Quilmes, se realizará el entierro de sus restos en el Cementerio Municipal de Quilmes, ubicado en Ezpeleta. 
Nada se supo de la mujer después de que el 14 de abril de 1977, Fratassi fue capturada por cuatro hombres, en la puerta del Hospital de Quilmes.  Recién el retorno de la democracia, en 1983,  y las investigaciones que impulsó el gobierno de Raúl Alfonsín, a través de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), permitió sumar un dato, aunque ínfimo: a Generosa la habían visto en el centro clandestino de detención “El Vesubio”, junto a la partera María Luisa Martínez, su compañera de trabajo, a quien habían secuestrado siete días antes.  El dato lo había aportado una de las pocas sobrevivientes de ese lugar, Elena Alfaro.
Pasaron casi tres décadas desde entonces, y más de treinta y tres años de su desaparición, una cantidad de años mayor a la edad que la propia enfermera tenía cuando se la llevaron. Sin embargo, mediante la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas, el Equipo Argentino e Antropología Forense logró identificar sus restos. 
En medio, la Cámara Federal de La Plata llevó adelante los Juicios por la Verdad, con el impulso de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) platense. Y por allí pasaron la hermana de Generosa, la hermana de la parturienta que puso en marcha la red de solidaridad que terminó convirtiendo a la enfermera en víctima, también lo hicieron muchos de quienes por entonces eran médicos y enfermeros en el hospital quilmeño. Buena parte de ellos dijo no recordar los hechos. 
Pero los hechos quedaron claros para muchos otros de los protagonistas, que los fueron reconstruyendo. Y que permitieron armar el rompecabezas. 


El parto
Silvia Mabel Isabella Valenzi tenía 20 años y un embarazo de cuatro meses cuando desapareció, un 22 de diciembre de 1976, saliendo de La Plata rumbo a Quilmes. Nada se supo de ella, y en vano fueron todos los esfuerzos de sus padres, y del resto de su familia para encontrarla. 
Para saber de su paso por el centro clandestino de detención Pozo de Quilmes, en la actual sede de la DDI, a cien metros del hospital Iriarte, habría que esperar, al menos, hasta 1982, cuando el entonces Obispo Jorge Novak recibiera abiertamente a familiares y empezara a confeccionar listas de secuestrados, para cruzar datos. 
Allí, la madre de una joven bernalense, hoy también desaparecida, conoció a Rosa Isabella Valenzi, la hermana mayor de Silvia. A partir de allí se sabría que Silvia había estado en el Pozo de Quilmes. 
De su destino final, en el Pozo de Banfield, durante algo más de una veintena de días, desde la mañana posterior al parto, y hasta que se perdiera todo rastro, se sabría ya en democracia. 
Pero ya en 1977 se supo del parto, y de la inusual situación de que este tuviera lugar en un hospital (por entonces) municipal, como el Iriarte, dado que la joven se encontraba en calidad de secuestrada.
En la noche del 1º de abril de 1977, Silvia Isabella Valenzi fue llevada a la Maternidad del Hospital, fue atendida, y alrededor de las 3 de la madrugada del día siguiente, nació su hija, a la que llamó Rosita. Tres horas más tarde, la madre era llevada por uniformados en una camioneta sin identificación. 
Al ser arrastrada por los pasillos del hospital, gritó su nombre y su domicilio, en La Plata. Una partera que la escuchó mandó a avisar a su familia, en forma secreta, y por un anónimo. Era María Luisa Martínez, y sería secuestrada en su casa de Quilmes el 7 de abril.


La intervención de Generosa
Seis días más tarde, la madre de Silvia Isabella Valenzi se hizo presente en el hospital Iriarte, y explicó su situación. Una enfermera le dijo que la bebé había quedado alojada en el nosocomio, porque había nacido con bajo peso, y no se la podía retirar, pero que nada se sabía de la madre. 
Concepción Isabella Valenzi, la madre de Silvia, fue acompañada por Generosa Fratassi hasta la oficina del director del hospital. Todo le fue negado a la mujer, desde la presencia de la bebé, hasta la existencia del parto, y los demás detalles que la enfermera había narrado. 
Ante la desmentida de Roberto Iriarte, el entonces director del nosocomio, Fratassi fue lapidaria: “no lo niegue más, doctor, que el nacimiento fue anotado en el Libro de partos”. 
Las dos mujeres debieron salir de la oficina, y la angustiada madre también del Hospital. En el camino un médico le dijo que su nieta aún estaba en Neonatología, y la mujer confesó a su familia que hasta había creído ver a una pequeña con la que sintió una especial conexión. Nada pudo hacer. 
El Libro de partos fue luego burdamente tachado, y en lugar del nombre de Isabella Valenzi, que pudo seguir leyéndose, se inscribió NN.
Un día más tarde, ya 14 de abril de 1977, y mientras realizaba sus tareas habituales, Fratassi recibió una llamada de Carlos Eduardo Miranda, portero del Iriarte, quien le comunicó que un hombre la buscaba en la entrada. Cuando la mujer llegó, eran cuatro los sujetos, estaban armados, y la atenazaron de los brazos. 
Generosa salió el vilo, llevada por los desconocidos, y con sus pies arrastrándose sobre el suelo, para perderse en la misteriosa noche de la dictadura, de la que sólo podría salir treinta y tres años después.  

Apéndice a esta historia III



En diciembre de 2010, fueron inhumados los restos de la partera María Luisa Martínez de González, quien fue la responsable de poner sobre aviso a la familia de Silvia Mabel Isabella Valenzi acerca del nacimiento de Rosita.
Su acción fue delatada por alguien entre sus compañeros del Hospital Isidoro Iriarte cuando esto se supo, y por esa razón, se produjo su secuestro. Pero no comenzaba allí su historia de compromiso militante, sino que ya tenía una larga lista de antecedentes.

Aquí la nota del periódico Mirada de Quilmes Oeste, sobre la inhumación de sus restos.
“Inhumaron los restos de María Luisa Martínez”
María Luisa Martínez era una de las enfermeras del Hospital Iriarte que desparecieron en abril de 1977. 
La ceremonia se realizó ayer al mediodía en el Cemenetrio de Ezpeleta, con la intervención del Equipo de Antropología Forense (EAAF). María Luisa Martínez era una de las enfermeras del hospital Iriarte que desaparecieron en abril de 1977, cuando avisaron a la familia de una mujer secuestrada el nacimiento de un bebé en el Hospital
La subsecretaria de Derechos Humanos, Lila Manuwall opinó que la historia de María Luisa Martínez se une a la de Generosa Fratassi, la otra de las enfermeras desaparecidas luego de avisar a familiares de Isabela Valenzi, del nacimiento de su bebe en el Hospital Iriarte.
A partir de este aviso Maria Luisa fue secuestrada al otro día en su casa, mientras que Generosa Fratassi fue llevada desde el Hospital y recién este año sus cuerpos fueron reconocidos.


Y el informe que ofrece la página de la Subsecretaría de Derechos Humanos de Quilmes:
El día 11-12-2010 sus familiares, amigos y compañeros junto al intendente de Quilmes, Francisco Gutiérrez y a la subsecretaria de Derechos Humanos. Lila Mannuwal, encabezaron el acto homenaje que se realizó en el cementerio de Ezpeleta, donde fueron inhumados los restos, recuperados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, de Maria Luisa Martinez de Gonzalez, partera del hospital de Quilmes, secuestrada y desaparecida en la última dictadura militar. “Hoy se está haciendo justicia con quienes la asesinaron a ella y tal vez a la madre de la niña, pero todavía falta el mayor de los sentidos para ese sacrificio enorme que fue la entrega de su vida que es la aparición con vida y en el seno de su familia de esa niña”, manifiesto en parte de su elocución el intendente Gutiérrez. Durante el acto, Gutiérrez aseguró que “hace bien poder tener un lugar donde descansen los restos de María Luisa, una compañera militante de toda la vida, muy querida por todos y que dio un testimonio y un ejemplo en el mundo cuando sabía, por su profesión, lo que estaba ocurriendo en el hospital. Tuvo noticias de que una compañera detenida estaba dando a luz, en forma clandestina por los militares y sabía que su familia no tenía conocimiento de esto. Fiel a su compromiso ideológico, como profesional y por su profundo sentido de vida no dudó un momento en hacer conocer que la niña estaba naciendo, que la madre estaba dando a luz a esa chica y que su familia la conociera”.


Justicia para María Luisa
La subsecretaria de Derechos Humanos, Lila Manuwall junto a la hija de María Luisa, María Leonor González, y sus nietos Lisandro, Francisco y José, detallaron la historia de María Luisa Martínez, que se une a la de Generosa Fratassi otra de las enfermeras desaparecidas luego de avisar el nacimiento de Rosa Isabella Valenzi, la hija de Silvia Isabella Valenzi, en el Hospital Isidoro Iriarte de Quilmes. En el marco de la Justicia, se tramita una causa por los crímenes y las detenciones cometidos en el centro clandestino El Vesubio.
Finalmente, el intendente Gutiérrez aseguró que “Las fieras, animales, hienas, en su momento no dudaron en hacerla desaparecer, asesinarla y esconder esa niña que aún no se sabe dónde está. Esa chica tiene que aparecer. Hoy se está haciendo justicia con quienes la asesinaron a ella y tal vez a la madre de la niña, pero todavía falta el mayor de los sentidos para ese sacrificio enorme que fue la entrega de su vida que es la aparición con vida y en el seno de su familia de esa niña que ella vio nacer”.


Mensaje del Equipo de Antropología Forense
Todas las identificaciones tienen sus particularidades. En definitiva, eso es identificar. Hacer de alguien “N.N.” que quiere decir algo así como “cualquier persona” una persona determinada. Hoy podemos despedir a Maria Luisa MARTINEZ. Y con ella, conocer su historia. Y particularmente, la historia de la búsqueda de Maria Luisa que es una de nuestras primeras historias de búsqueda. Hace ya muchos años, de la mano de Lila, conocimos a su hija; hace tantos años que por entonces el ADN no era ni siquiera una esperanza. Por aquellas épocas tratábamos de buscar datos que nos permitieran confirmar lo que suponíamos: que la gran mayoría de los N.N. que habían sido enterrados en los cementerios municipales del sur del Gran Buenos Aires eran las personas que habían desaparecido en la misma zona.
Tuvo que pasar mucho tiempo. Tuvo que venir la Iniciativa Latinoamericana (que fue presentada en Quilmes en un acto multitudinario en La Cañada, con la presencia del Intendente) para que aquello que era una posibilidad se transformara en certeza. Para que una de las NN recuperadas en el Cementerio de Lomas de Zamora fuera identificada como Maria Luisa.
Esto permite confirmar esa relación: muchas de las personas secuestradas en la zona sur o llevada a centros clandestinos de la zona Sur (Maria Luisa estuvo en el Vesubio) tienen que corresponder con los N.N. enterrados en los Cementerios de Avellaneda, Lomas de Zamora, Ezpeleta, Villegas, La Plata. Pero eso es otra historia. La historia que hoy venimos a rescatar es la de Maria Luisa, esa partera del Hospital de Quilmes que no pudo aceptar la exigencia de ocultar un nacimiento ocurrido en ese Hospital.
Y esa historia nos enseña que siempre hay formas de negar el terror, el abuso, la brutalidad. Y no hay mejor enseñanza que esa. Campaña nacional para la identificación de personas El programa es impulsado por el Ministerio de Salud y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y está dirigido a las personas con familiares biológicos víctimas de desaparición forzada entre 1974 y 1983, y a quienes tengan dudas sobre su identidad.
El análisis de la muestra es realizado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización científica, no gubernamental y sin fines de lucro que, a través de técnicas de la Antropología social y forense, la Arqueología, la Informática y la Genética, investiga casos de personas desaparecidas o muertas como consecuencia de procesos de violencia política en diversas partes del mundo.